Mis impresiones: Recuerdos y sensaciones familiares.

1.- Las cosas no han mejorado considerablemente respecto al pasado. Espero que cambie la actitud de la familia frente a ciertas cosas, como la obsesión por el padre, y que se revaloricen las relaciones humanas, ahora que estamos confinados en casa. Soy optimista. Esta crisis nos abre oportunidades para vivir algo diferente.

2.- No veo negativo que se contemple la situación con menos superficialidad. La fe ciega en el arreglo de la historia familiar es un error. Hay que creer en sus beneficios, pero de forma consciente para que no haya traumas posteriores.

3.- Yo creo que incluso si se acaba la situación de lejanía padre-hijos pronto, habrá una gran recuperación de todo lo perdido, y confío en que sea sobre bases mejores que las pasadas. Pero nuestra batalla ahora es luchar contra el aislamiento familiar.

4.- No quiero ser catastrofista, pero a primera vista la situación actual de la relación padre-hijos, puede llegar a ser muy negativa. Estamos ante una nueva crisis y esto nos va a afectar de una manera grave. Es importante que ellos den una respuesta a la petición de aproximación que les he hecho desde las pasadas Navidades del 2019-2020. Esto denota que la relación de afectividad sigue siendo fatal.

5.- Sin duda es muy fácil manipular e intoxicar con cuestiones que afectan a la historia familiar, propagar bulos. Lo que tenemos que ver es en beneficio de quién o de qué, siempre hay una intención detrás que es importante manifestar.

6.- Ante esta información malintencionada hay que tener paciencia. No por blasfemar sin base tenemos que dejar de consultar con el padre y contrastar la información. También en situaciones como ésta se evidencia la importancia de la ser cautos.

7.- Si ellos no se han adaptado a la nueva situación tendrán que hacerlo a pasos agigantados porque mi posición va a cambiar y espero que sea pronto la reconciliación. Todo está cambiando, solo permanecen inalterables los principios pacificadores del padre y la importancia de los medios de aproximación como garantía de un encuentro feliz y duradero. Los interlocutores son los que deben desear el arreglo y las formas hay que acercarlas a la nueva situación para que el final resulte beneficioso para ambas partes.

8.- Si las cosas van mal en la familia, a la larga nos encontraremos con posibles efectos secundarios positivos: aprender de los errores, o salir más unidos. Pero también temo que saldremos mal parados y en el futuro nos arrepentiremos de no haber aprovechado el momento de PAZ. Y además les recuerdo, por ejemplo, que no aprendimos casi nada de la oportunidad perdida.

9.- A veces me convierto en una persona que aspira a ciertos ideales de rectitud, de lucha contra la falsedad. Son situaciones llevadas a un punto de ridículo y todos esos ideales se acaban estrellando con la realidad de cada día, que es mucho más dura y, a veces, muy cruel. Pero al final se convierte en un ideal. Yo era motivo de ridículo en mi familia más cercana, pero ahora me he convertido en sinónimo de una persona que lucha por grandes ideales. Quijotesco es un adjetivo que define eso en nuestra tierra.

10.- Me parecía interesante hacer el balance de esa época matrimonial. El humor es el único arma que nos queda a los ciudadanos de a pie para desnudar a los orgullosos, entre los cuales se encuentran ellos. Experimentamos cosas que a mí me indignan y que con la mera crítica es muy difícil acabar con esas situaciones. Quizás lo que más les irrite sea que me ria de esas cosas.

11.- No es elogiable lo que hago. El mérito no es mío, es de quienes se ridiculizan cada día haciendo declaraciones mendaces, absurdas y groseras contra el padre. O glosando el papel preponderante de los que se creen en posesión absoluta de la verdad en un esfuerzo terapéutico parcialmente familiar. Esto es una realidad palpable y quienes más tienen que decir son los que estamos en la otra parte familiar.

12.- Por lo que veo, ni mi vejez les ha aparecido un espíritu de aproximación. He hecho todo lo posible por no venderme gratuitamente nunca y eso me ha acarreado muchos problemas. Ello es debido a la inconsciencia de quienes olvidan que un día, en el mejor de los casos, ellos también serán viejos. Pero yo siempre digo que no he hecho nada para ser odiado por los hijos, pero creo que soy amado por la gente que me respeta.

13.- La ridiculación que me hace la familia, a mi entender, es un homenaje. Cada cual se ridiculiza a sí mismo.

14.- En la historia familiar las contradicciones han sido habituales, aunque algunos comentarios se repiten con frecuencia para presentar el retrato íntimo de un hombre de costumbres sobrias, descuidado en el vestir, despreocupado de la decoración y el orden de las casas donde he vivido, con opiniones infundadas sobre todo tipo de cuestiones, generoso en el reconocimiento a mis colegas y amable en el trato, a pesar de que el aislamiento social que me provocó la familia, me hicieron ganar fama de huraño y misántropo. La grandeza humana no estaba en duda.

15.- Y aquí estoy y no sé hasta cuándo la vida me tendrá aquí. A Madrid voy poco, allí está mi hijo y nieta y cuando todo el lío familiar acabe, iré en autobús a verlos.

16.- No me gusta hablar de mi familia, hay cierto entendimiento entre nosotros, pero lo que genera atención en la gente es el conflicto. Por eso es común que se sometan las habladurías a cierta distorsión... Eso acrecienta el conflicto, y la polarización, y la manera de combatir esto, esta exaltación de la emoción es... decir la verdad.

17.- A medida que me he ido concienciado de todo esto, he ido cambiando mucho, por ejemplo, la manera de estar en las redes: he intentado ir ampliando mi burbuja personal, no seguir a gente con la que no estoy de acuerdo. La discusión anula el ponerte en el lugar del otro.

18.- Qué puede hacer un padre cuando se queda sin el afecto de sus hijos. Qué puede hacer un padre de verdad cuando hay tantos hijos falsos. Yo tuve la suerte de ser uno de esos padres. La vida me enseñó a medir los pasos y luego a escindirme a mí mismo en medio de la vida del mundo. Cuando más los necesitaba me obviaron. Pero ahora, cuando estaba a punto de tirar la toalla y dedicarme a traicionar mis ideales surgí como el ave fénix. Eso no se olvida porque la herida es muy profunda.

19.- Los padres no se pierden, porque definen su época familiar. Mueren las personas, claro, y eso es un dolor para algunos seres más cercanos, pero el amor de los padres continúa y es ahí donde nos encontramos y lo encontramos. Y los hijos están muy presentes en el relato del mundo inhóspito que nos ha tocado vivir, sus distopías avanzaron lo que está sucediendo. A ver si también la confianza que él tenía en los hijos se cumple...

20.- Lo que está pasando con mis hijos, hasta que no me vea muerto de verdad no acabaré de creérmelo del todo. De entrada, la vida, así en general, ofrece pocas certezas y mi posición actual, menos aún. Si a esto le sumas la pandemia, es la incertidumbre a su enésima potencia.

21.- Lo primero será conocer a los hijos, que ya creo que han dejado de ser escépticos para creer todo lo que la madre les contaba, y así se unen a sus parejas para orientarse mejor. Ambas partes van a tener papeles muy importantes en el futuro devenir de la historia familiar, así como el padre sin la máscara que ellos pretendían tuviera, del cual por fin van a conocer su verdadero papel y calidad humana.

22.- Jamás los momentos tristes han sabido trasladar mis sentimientos a las personas queridas, emociones internas, drama, y hasta naturaleza con la fuerza y novedad que me regaló la poesía de Lorca. Y, además, algo fundamental en la vida que, para quien esto escribe, o es emoción o simplemente sentimientos, ordenados históricamente. Un mensaje personal e intransferible, un padre para cada uno de los hijos y para todos los seres que a lo largo del tiempo me han acompañado y que deseo experimenten las emociones y los sentimientos que sólo un hombre simple puede hacerlas personales y propias.

23.- En relación a los motivos de mi divorcio, las razones que justifican este hecho son de distinta naturaleza y sería preciso detenerse por igual en cada una de ellas, pero no es este el momento ni el lugar para hacerlo. Baste decir que, a mi ver, existe un motivo fundamental que está en la raíz de ese hecho: la actitud de la madre.

24.- La evolución de la historia matrimonial (como la de mis padres, por cierto) fue alcanzando crecientes niveles de exigencia y adentrándose por territorios desconocidos hasta hacer de la situación un absurdo y llevando a cabo una exploración sentimental pocas veces vista en la realidad de nuestro matrimonio. En este sentido, la evolución de la historia desde la idea de la hipogresía como conocimiento real hasta la asunción de la situación como «inconocimiento» no sólo no era contradictoria, sino que respondía a una radical aventura del espíritu vengador que tuvo la madre.

25.- La significación de todo aquello estaba ligada asimismo al hecho de que ningún otro personaje de su entorno reflexionaba de manera más profunda sobre la situación familiar. No digo que sea imprescindible que una persona posea esa dimensión reflexiva, sino que, en su caso, ello contribuye de manera muy considerable a su peso histórico y a la interpretación que una época da al sentido de la historia. Hoy, en cierto modo, «medimos» la situación de todo un período familiar a través de la altura alcanzada por todos, y ello no sólo a través de su comportamiento, sino también a través de su actitud crítica, sea cual sea nuestro grado de asentimiento a determinadas valoraciones de la información recibida.

26.- El tema principal de mis escritos suele ser la familia, y profundizo sobre la forma que tiene éste de obligar al ser humano a aceptar pequeñas taras que de otra forma ni se plantearía aceptar.

27.- Quizás ahora estoy enfrentado a mis propios fantasmas familiares al tiempo que intento resolver de una vez por todas el caso de la desunión.

28.- A poco que uno rasgue bajo el vistoso e importado envoltorio de diseño de la situación, nada hay realmente salvo clichés y lugares comunes vacíos en este turno y escaso lucimiento o inevitable ridículo de unos hijos abocados a recitar sus esclerotizadas líneas de diálogo y poner tono trascendente en cada una de sus intervenciones, por muy banales y prosaicas que sean.

29.- En estas frases, la familia sería el espacio donde está este yo sufriendo, pero percibo continuamente un trasvase del dolor del yo padre al dolor del otro personaje malherido. Una especie de comparación de las razones del dolor individual y las causas históricas de un dolor más profundo.

30.- Aquí está en la voz de un yo, de una experiencia dramática muy fuerte. De alguna forma hago un juego de espejo inverso con mis otras webs donde la alegría fluía de forma espontánea. En esta ocasión, la gente afectada será la que ocupe el espacio donde está ese yo sufriendo un intenso dolor, pero percibo continuamente un trasvase del dolor del yo ajeno al dolor de otras personas malheridas. Es una especie de comparación de las razones del dolor individual y las causas incomprensibles de un dolor más profundo.